Memoria en Valladolid de un «anarquista de ambos mundos»

 

«Mientras creáis que no tenéis más derecho que el de trabajar sin descanso y padecer sin tregua, no os rebelaréis, no podréis rebelaros. La rebeldía sucederá cuando empecéis a desear, a buscar, a querer, a exigir, todas las cosas agradables de que se os ha tenido privados hasta hoy; cuando os entren poderosos anhelos de subir a las más altas cimas de la felicidad y de la alegría humanas; cuando dejéis de conformaros con mendrugos, piltrafas, desechos, harapos y chamizos; cuando os determinéis a ejercitar el santo, el universal, el ineludible, el inexcusable, el integrador y vital derecho a los placeres«.

En estos términos se dirigía un primero de mayo de 1906 José María Blázquez de Pedro a los asistentes a la asamblea obrera de turno; y en estos términos se dirigió a lectores y lectoras, oyentes, clientes de sus librerías a lo largo de su corta pero intensa vida (1875-1927) que le llevó de Béjar a Panamá y Cuba. La trayectoria de este animador de conciencias y luchador anarquista se recoge en el libro «José María Blázquez de Pedro : anarquista de ambos mundos (en Béjar, Panamá y Cuba)«, obra de Miguel Íñiguez e Ignacio Soriano Jiménez; este último tuvo la deferencia de realizar una interesante presentación del libro en los locales de CNT Valladolid el pasado 17 de noviembre.

Los ‘ambos mundos’ del título del libro tienen sus polos en Béjar y en Panamá. El primer mundo, la Castilla que, incluso en el Béjar precariamente industrializado, pagó los esfuerzos de este librero y educador sexual con murmuraciones, olvido y destrucción de su legado literario por la guerra fascista y la censura cristiana; el segundo, el Panamá que hoy reconoce institucionalmente en Blázquez de Pedro al iniciador del sindicalismo en el país, aunque en su día el gobierno de la época, tutelado por el imperialismo USA, llévase a dicho pionero a mazmorras en  las que su frágil salud se quebró definitivamente -por haber participado en una huelga de inquilinos-.

Blázquez de Pedro tuvo una trayectoria que le hizo pasar de una crianza religiosa a impulsor del periódico «La dinamita» -y de una cabecera hermana «Cultura y Tolerancia»-; por el camino, el aprendizaje de las guerras coloniales, de la guardía civil disolviendo concentraciones a golpe mortal de mosquetón, de la cárcel por recitar un poema, del encuentro con otros presos políticos o del acomodamiento del movimiento republicano en el que se integró inicialmente -y que quizás le llevó a poner como norma única del Ateneo que fundó en Béjar prohibir el ingreso de quien cambiase de ideas para hacerse más conservador-. Las inquietudes de Blázquez de Pedro le llevaron a fundar una librería desde la que también se facilitaba educación sexual -y los perseguidos métodos anticonceptivos- con el esperable rechazo de un ambiente obtuso y gregario. La presión de la reacción y de la inseguridad económica le llevó a emigrar a Panamá, donde reinició su carrera de activista con viento más favorable antes de la prematura muerte forzada por el cautiverio.

La apasionante vida de Blázquez de Pedro no es sino una de las muchas que impulsaron las ideas anarquistas desde el siglo XIX y principios del XX. Para Ignacio Soriano ésta es una de las épocas más interesantes de la historia del anarquismo, pues en ella abundan las personalidades que se incorporan al movimiento no desde la emulación o el estudio erudito o el ritmo marcado por organizaciones consolidadas, sino como gentes que ejercen algún oficio manual y en quienes se despierta el sentimiento de la propia dignidad. A día de hoy existe toda una red de investigación destinada a sacar a la luz estas trayectorias, sin nada que envidiar de las instituciones académicas, y que desemboca en puntos como la editorial Isaac Puente -promotora del libro que comentamos, entre otros, y de la Enciclopedia del anarquismo ibérico, de próxima aparición-.

La presentación del libro de Ignacio Soriano nos proporcionó una tarde noche muy agradable con una instructiva sobremesa posterior. Es una suerte tener al alcance la posibilidad de organizar actos como éste, porque la lucha de ayer hace la de hoy.

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