«Mañana serás tú»: testimonios al aire libre de resistencia obrera

Este 15 de julio, dentro del ciclo de cine al aire libre organizado por CNT y CSA La Ortiga que lleva el lema de «La Resistencia oculta por la Transición», se proyectó el excelente documental ‘Mañana serás tú‘. Se contó no sólo con el documental, sino con su equipo y dos de los protagonistas de la experiencia de lucha autogestionaria que se relata en él; tras la proyección se pudo disfrutar de una interesante conversación sobre lo que supuso mantener en pie durante dos años la factoria de Burgos de la empresa CYFISA a base de solidaridad obrera. De este encuentro, abierto al vecindario de a pie, se ha publicado una crónica en la página compañera De igual a igual que se recoge a continuación.

En la pérgola de la calle Guipúzcoa, en la acera de las vías del tren a su paso por el barrio de las Delicias, se instaló el equipo necesario –contando un equipo de sonido capaz de hacer frente al tren y a los demás vehículos– y unas quince sillas –complementadas por los bancos de cemento que encierran el espacio de la propia pérgola– para poder visionar el documental. El aire amenazaba con tirar todo el equipo, pero otras sillas, banquetas y demás, intentaron y consiguieron hacer frente a la imprevista vela.

La tarde se negaba a marcharse, pero aunque ya había pasado la hora teórica de inicio de la proyección más de veinte personas esperábamos con tranquilidad lo que sería media hora de corto documental y otro buen rato de charla coloquio posterior, para acabar con una cena vegana al aire libre –esto último al módico precio de «la voluntad»–.

Como decimos, se encontraban personas que habían participado no sólo en el documental (la directora y una colaboradora) sino también en el proceso de lucha y autogestión (José Ángel y Javier).

En el coloquio se preguntaron algunos temas sobre el propio proceso, desde los sentimientos de los participantes –se quedaron, sobre todo, con la ilusión–, pasando por lo conseguido –demostrar que era posible la autogestión, la concienciación de muchos compañeros, la solidaridad en el barrio burgalés de Gamonal–, y las anécdotas –desde lo que duraban algunas asambleas, muy largas, pasando por cómo las mujeres de los trabajadores se manifestaban frente a la fábrica mientras se producían las negociaciones, hasta la forma en que conseguían cierta información, gracias, finalmente, a una «escucha» de las comunicaciones de la otra parte–.

Una anécdota, que parece valiosa para ver cómo se puede construir la solidaridad en una asamblea de trabajadores, fue la que tuvo que ver con el «listado de despedidos»; la propietaria de la empresa inició lo que sería un ERE extintivo, depositando en la autoridad laboral de la época el listado de personas que serían despedidas; unos miembros de la asamblea pidieron la lista a la Administración y la llevaron a un notario, donde la dejaron en depósito, y en la asamblea se planteó si todos los trabajadores deberían o no conocer quiénes eran despedidos. Los dos trabajadores contaron que la resolución fue clara: no querían saberlo, todos se consideraban despedidos, todos luchaban, por tanto, por los puestos de todos.

Otra cuestión que destacaron es que la organización autónoma no se creó con este conflicto, llevaban diez años organizados de forma paralela a la estructura del sindicalismo vertical franquista. Reconocían, por supuesto, los errores y dificultades que tenían y tuvieron, algunas vistas solo con la distancia del tiempo de por medio.

En este coloquio también salieron algunos temas que en el documental no tenían cabida, como fue el proceso posterior. Javier Frías contó cómo, tras el cierre definitivo, un grupo de trabajadores fue capaz de ir a las subastas y conseguir la propiedad de la nave y otros elementos, que luego fue «troceado y vendido», quedándose con un «pequeño taller» en el que continuaron trabajando. José Ángel Barredo, por su lado, contó cómo, con la ayuda de unos economistas, se hizo seguimiento a las operaciones de la empresa propietaria dejando claro que había sido una quiebra fraudulenta, en su opinión la forma en que se realizó debió acabar en un proceso penal, que no existió. Barredo y Frías también explicaron lo cerca que estuvieron de constituirse en una cooperativa o en una SA laboral, pero las cuentas, si tenían que asumir a los que sí se habían ido para casa despedidos y que el Estado no quería cambiar sus indemnizaciones por crédito, no salieron.

Sobre el conocimiento de estos hechos, la directora señala que para ella eran totalmente desconocidos. Contó cómo en Burgos se les oculta desde las instituciones –puso como ejemplo la gran exposición montada por el ayuntamiento sobre el polo industrial de la ciudad, donde se enclava toda esta historia… y donde no fue siquiera mencionada en una nota a pie de página–; de hecho, este corto documental, una tesis de grado y un libro han tenido poca trascendencia en los medios más formales, aunque en los movimientos sociales de la ciudad sí que están presentes. Poco a poco se dan a conocer al gran público mediante proyecciones públicas como ésta de Valladolid.

Se habló bastante de si esta experiencia era posible en las condiciones actuales.

Otros debates y discusiones iniciados durante la charla –incluyendo una enconada sobre los teléfonos móviles inteligentes– se escapan de esta breve crónica. Y seguro que nos dejamos cosas interesantes fuera.

Sobre el proceso de CYFISA, les dejamos al final una serie de enlaces que explican un poco el mismo. No vamos, en esta entrada, a contar nada sobre el documental; recomendamos su visionado entero, posible gracias a que el equipo lo ha subido a las redes:

Más información sobre el documental y sobre este proceso de autogestión:

Las proyecciones seguirán el próximo viernes día 21 con lo que se ha calificado como «una historia con mayúsculas del punk en Madrid»:  Lo que hicimos fue secreto. Se espera contar también esta vez con la presencia del director.

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