Entrevista con Rafael Corrales, Secretario General de CNT-AIT

Es de agradecer que cuando vas a entrevistar a alguien te transmita sólo optimismo y entusiasmo desmedido. Incluso con lo que está cayendo.

Rafael Corrales tiene ambas cosas a flor de piel y, aunque dice que no sabe hablar, hila fino y va desenrollando el carrete de corrido sobre todo lo que ha sido su vida y espera que lo siga siendo, la lucha por otro mundo que debe estar en éste y que debe pasar por la realización de las únicas ideas que cree válidas para desenmarañar tantas complicaciones como acarrea una sociedad injusta: las del anarcosindicalismo.

Que pasan necesariamente por el fortalecimiento de la Confederación Nacional del Trabajo.

Artículo extraido del número de Noviembre del periódico CNT


El nuevo Comité Nacional y él, como secretario, es lo que quieren aportar fundamentalmente con su trabajo. Hacer ver a la organización que hay medios, posibilidades de hacer las cosas bien, resquicios para trabajar en todos los campos y crecer en afiliación y, así, transmitir algo de esperanza a la gente para que siga creyendo que, en realidad, sí se puede cambiar revolucionando las cosas. No sólo hay historia que avale el futuro, sino presente, ya que está convencido de que las ideas anarcosindicalistas son las únicas que quedan para seguir en el empeño de cambio social. Todas las demás han sucumbido, se han traicionado a sí mismas o, sencillamente, se ha demostrado que no servían.

Asegura que cuando se instaló en Sevilla en los años 80, después de los años de trabajo y lucha en Madrid, ya tenía conciencia de la injusticia social que va asociada al sistema como norma y que sus planteamientos ya eran anarquistas. Como en broma, se nos escapa la pregunta de ¿y ahora, tantos años después? Y ni se inmuta para responder «sigo siendo anarquista».

El trabajo llevado a cabo en Sevilla, las huelgas ganadas y la manera de reforzar el sindicalismo son un ejemplo de lo mucho que se podría hacer en todos los lados. El éxito, en cualquier caso, considera que no hubiera sido posible sin el entusiasmo incondicional y el trabajo de los compañeros que han sabido mantener en pie a la organización en años tan complicados, cuando el movimiento anarquista y la CNT han estado casi olvidados: «Siento orgullo por estos compañeros y compañeras que se han mantenido fieles en los años difíciles. Ellos han posibilitado que ahora llegue gente nueva, que retoma la lucha y las ideas. Gracias a ellos empezamos de nuevo a movernos».

¿Cómo llegaste a estas ideas, tenías referencias del pasado?

Al mismo tiempo que empecé a aprender a leer y a escribir, comencé a leer la historia del movimiento obrero. Me cautivó el pensamiento obrero anarquista, fue con el que más me identifiqué. Después hacíamos reuniones para estudiar la historia. Veíamos las ideas del marxismo, estudiábamos a Anselmo Lorenzo, analizábamos la Primera Internacional… Me cautivó el movimiento anarquista. Tanto es así que empecé a luchar por esta idea, seguí luchando y espero seguir haciéndolo.

Antes del actual, ¿has ocupado otros cargos representativos de la CNT?

El último, en el año 2003, que fui secretario de la CNT de Sevilla. Más o menos cuando empezó a despuntar el sindicato con la huelga de Tomares. Confluimos un montón de gente de CNT y nos planteamos cambiar la forma de funcionamiento del sindicato.
El sindicato no lo entendemos como estar esperando a que vengan los trabajadores. Sino que hay que ir a buscar los conflictos a la calle. La acción de la CNT debe estar ahí, su fuerza y su vida están en el tajo: no podemos quedarnos en los sindicatos como si fueran monasterios, en cuatro paredes donde guardamos la esencia de la actividad.
Cambiamos el sistema, la forma, la dinámica de
funcionamiento. Fuimos a las fábricas, a los tajos, a las 6 de la mañana, a la hora que fuera.
Exactamente empezamos a hacer lo mismo que
hacíamos en los años 70 del siglo pasado. Coger e ir a los tajos, a repartir periódicos, información, propaganda. Debemos ir a ofrecer
nuestra solidaridad y nuestra lucha.

Dices que volvisteis a empezar como hace
más de 30 años. ¿Todo este tiempo no ha servido para nada, estamos como al principio?

Un poco sí. Tengo que decir que yo en el año
84 me alejé de la CNT, después de años de trabajo y militancia. Me paré un poco a pensar
después de que mi vida, mi proyección personal, mi trabajo, había sido el anarquismo y la
CNT. Pensaba en si mi lucha servía para algo
cuando nos estábamos peleando entre nosotros mismos. Pensé que no luchaba contra el capital, ni contra el Estado, ni contra la
monarquía, ni contra nada. Algunos se iban de
la CNT por diversos motivos, porque querían
participar en elecciones, porque querían participar de los privilegios del sindicalismo oficial
que se estaba fraguando entre los gobiernos y
el Estado. Ante la continua lucha entre compañeros en las asambleas, en las manifestaciones, en los sindicatos, yo no me encontraba
a gusto ni como trabajador ni como persona.
Me quedé fuera aunque seguí manteniendo mis
ideas anarquistas, seguí luchando solo, en temas culturales, en asociaciones de vecinos y
de parados. En Sevilla y en otros lugares. Hacia el año 2001 mi hija Libertad se afilió a la
CNT y empezó a convencerme de que volviera.
Que ahora siga trabajando por lo mismo se lo
debo mucho a ella.

Las dudas de un principio por acoger el Comité Nacional parece que se han cambiado
por la ilusión de contribuir a que la CNT
crezca.

Al principio, nosotros no queríamos coger ningún comité. Estábamos metidos en un proyecto de trabajo anarcosindical y lo que queríamos
era crecer, estar presentes en los conflictos y que
la gente supiera que la CNT y el anarcosindicalismo están vivos. Que la organización nos encargara formar el Comité Nacional nos creó
algún problema porque eso suponía que una
serie de compañeros se iban a perder para la Federación Local. Después de dos asambleas y por
nuestra responsabilidad militante pensamos que
no podíamos rechazar el mando de la Organización. Desde el principio tuvimos claro que
tenía que ser un equipo para trabajar. No caben los dirigismos, ni personalismos, ni protagonismos de ningún tipo. El equipo de trabajo
se ha creado con compañeros de otros sitios
cercanos a Sevilla para no cargar a esta Federación Local con todo el peso. Nuestra idea básica al formar este equipo es intentar acercar a
la CNT nuestra propia experiencia de trabajo. Es
decir, hacer ver a la organización que el objetivo principal de la CNT es tener sindicatos fuertes que tengan posibilidad de imponer al
sistema nuestros planteamientos, nuestra ideología, nuestras tácticas, nuestras finalidades.

¿Creéis que seréis capaces de conseguirlo?

A nivel personal tenemos mucha ilusión. Somos
trabajadores, mujeres y hombres de la CNT. Y
lo fundamental para nosotros es sacar a la organización del cerramiento interno que tiene
y que se abra hacia los problemas del trabajo,
que sea capaz de crear expectativas. Creo que
nuestro futuro es bueno. Hoy día, en España,
es el único sindicato que transmite una acción
fuera de los medios del sistema. Debemos hacérselo ver a los trabajadores, que la CNT es
una alternativa real. Pero antes, si nosotros no
somos fuertes ni somos capaces de transmitir
esa ilusión a nosotros mismos, a todos los compañeros, a todos los afiliados, no habremos
cumplido los objetivos.

¿Qué cosas se deben hacer en la práctica
para verlos cumplidos?

Bien; primero, la CNT debe entender que el sindicato no es una casa okupa, no es un grupo
de afinidad, no es un edificio, es un local para
hablar, para organizar, para crear, para formar
y para hacer acciones en la calle, en el trabajo. Es la idea fundamental que nosotros queremos transmitir: ser capaces de que los
sindicatos estén bien organizados. Que cuando un trabajador llegue a un sindicato de la
CNT tenga ya la idea de que es un sindicato diferente, que está organizado, que tiene preparación, que tiene una jurídica, que practica la
acción sindical, cursos de formación anarcosindicalista, que la gente sepa qué es la acción
directa o por qué nosotros estamos contra el Estado, contra la monarquía, por qué no somos
un sindicato comercial como los demás. La CNT
quiere cambiar la sociedad porque tiene ideas,
porque tiene historia. Y porque tenemos una
ideología basada en el anarquismo y el sindicalismo revolucionario. Nosotros hemos empezado con mucha ilusión, con muchas ganas de
hacer cosas. Espero que con la colaboración de
todos los afiliados y afiliadas se pueda conseguir. Y de todos los sindicatos, de todas las regionales. De hecho, todo el mundo nos está
apoyando, creo que ven que en esta situación
en la que nos movemos tanto a nivel interno
como externo genera ilusión. Vamos a intentar
trabajar para activar nuestras ideas, para activar la acción sindical, la recuperación de nuestro patrimonio, activar la informatización de los
sindicatos, que tengamos información directa,
fluida, clara. Tenemos que recuperar también
la memoria histórica. Que cuando hay espacios
que son de la CNT, de nuestra historia y cuando otros la están manipulando o incluso llevando como bandera, se sepa que esa es nuestra
historia. Si no estamos en esos sitios, donde tenemos que estar, otros se aprovechan, la utilizan y la desvirtúan. Este Comité Nacional, sin
ser dirigentes, sí quiere ser motivador, hilo conductor de este sentimiento de que la CNT esté
en la calle, crezca, se fortalezca y cree sindicatos que sean capaces de llevar nuestra alternativa a la sociedad.

¿Aún en un momento en que la gente está
alejada, desencantada de los sindicatos?

Está claro que la gente está desencantada de los
sindicatos. Pero es que esos sindicatos no son
sindicatos, en realidad son agencias comerciales. Viven de la estructura del Estado, de los liberados, de los cursos de formación pagados
con fondos europeos, viven de vender seguros
de coches, de rebajas en los dentistas, de las
agencias de viajes. La CNT no es un ente comercial, sino un sindicato con ideología. Somos trabajadores y debemos estar donde estén
los problemas de los trabajadores. Lo hemos demostrado en los conflictos de Sevilla, la gente
ha entendido nuestro trabajo, nos ha apoyado
y se ha afiliado a la CNT. Hay más ejemplos,
como los de Adra, como los de Torrelavega,
como los de Canarias, Extremadura, Jaén, Cataluña, etc, montones de sitios en los que la CNT
está retomando la ación directa. Iremos conquistando sindicato a sindicato, conflicto a conflicto, hasta que la organización sea un sindicato
potente como lo fue en la historia.

¿Debe haber alguna reflexión interna, analizar cómo se han hecho las cosas, o cambiarlas formas de trabajar?

Pienso que la CNT debe cambiar de actitudes,
a nivel organizativo, a nivel interno. Esta organización es extraordinaria en solidaridad,
tiene unos militantes, compañeros y compañeras maravillosos que dan la vida por la CNT,
por la idea anarquista. Toda esta gente es muy
generosa, porque lo dan todo, su vida, su familia, su entorno, todo lo ofrecen por la CNT.
Pero muchas veces la CNT es ingrata con estos
compañeros y no hay que ser tan ingratos. La
misma generosidad que se demuestra hacia el
exterior se debe demostrar más generosa con
los compañeros, incluso en algún momento
dado en que los compañeros cambien y tengan
otras maneras de ver las cosas. No hay que ser
tan ingratos. Hay que tomar un poco la generosidad en el sentido anarquista de la vida y entender que esa ingratitud que a veces se tiene
no es buena, es más bien negativa para la CNT.


Se piensa a veces que uno de los males de
la CNT desde la transición ha sido su complejo de inferioridad, aunque quizá también de superioridad.

Son dos sentimientos que creo que se dan entre nosotros y debemos romper con ellos. A veces de inferioridad, porque creemos que no se
pueden hacer las cosas y otras en el sentido contrario de que somos los únicos, de que somos los
puros y que la gente tiene que venir a nosotros.
Creo que la CNT tiene que ir a la gente. El movimiento anarquista históricamente siempre ha
ido a la gente, siempre ha estado con la gente.
No puede quedarse aislado, no se puede quedar
en grupúsculos y en decir que la sociedad está
mal y que hay que cambiarla pero no ponemos
medios para cambiarla. La CNT y el anarquismo
tienen montones de alternativas, de ideas, de
proyectos históricos, actuales y futuros.


¿Hay que romper el tabú hacia los medios
de información?

El de Sevilla puede ser un ejemplo. También
hemos roto ese tabú, esa fijación de que la CNT
no existía. Ha sido fundamental crear un grupo de trabajo, una secretaría de comunicación
en el sindicato que ha servido para que los compañeros se hayan movido de tal manera que
han ido a los periodistas diariamente, por teléfono, por fax, por correo electrónico, en persona, a las agencias, a todos los lugares. Pero,
por supuesto, ha tenido eco por la lucha que
hemos llevado. Han sabido reconocer el trabajo, lo que estábamos haciendo, se han hecho eco
y hemos salido durante las huelgas. Nuestra acción ha generado noticias diarias en la prensa,
televisión y radio. Incluso ha habido periódicos
que sacaron los temas de CNT en primera página. Y hacía muchos años que no ocurría así.

La CNT tiene un legado histórico en lucha
y soluciones que pocas organizaciones pueden acreditar. Pero la información hacia
fuera, en ocasiones, puede haber fracasado.
La proyección hacia el exterior puede ser
una buena tarea de la FAL?

La CNT no es sólo un sindicato, es una organización que acomete el cambio de la sociedad,
que su ideología está impregnada de alternativas y de cambios. Tiene una historia y un legado histórico importantísimo, tanto vital como
escrito, y esa es otra cosa que la CNT tiene que
saber también transmitir. El mundo intelectual,
el mundo artístico ha tenido siempre lugar en
la CNT. Esta idea de profundización en la cultura la ha cumplido sobradamente la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo.
En estos años, la FAL ha sido el baluarte nacional
e internacional de la CNT y de la idea anarquista, de la historia del movimiento anarquista y del movimiento obrero en general. El trabajo
que han hecho los compañeros de la FAL ha
sido muy bueno, han conseguido que se reconozca la idea. Por ello hay que seguir apoyando a la Fundación, manteniéndola, queriéndola,
mimándola. Con la compra del nuevo local se ha
dado un gran paso, para crear nuevas expectativas, para fomentar la cultura, para que la CNT
esté presente en todos los lugares, en todos los
estamentos, no sólo en la mera acción sindical.

¿Como los sindicatos, debe ser un lugar
abierto?

Está claro que la FAL es una fundación de estudios libertarios, lo cual requiere que esté
abierta a todo el mundo. El anarquismo nunca está cerrado, no es una ideología que esté
encerrada en un cajón. El anarquismo cuando
crece es cuando se pone en práctica. La CNT
cuando crece es cuando se pone en práctica.
Nunca la CNT ha salido derrotada en controversia con otras ideologías. Solo fue derrotada por las armas o por las dictaduras. Pero
nunca los planteamientos básicos de la cultura, del crecimiento personal de la gente, de
las personas, de la formación personal, de la
dimensión de la persona. Yo, que me costó
tanto esfuerzo estudiar y aprender, lo tengo
muy claro, hay que estar continuamente aprendiendo, formándose. El estado pone tantos gastos y tanto impedimento para que la gente no
sepa, no aprenda, que debemos poner el mismo esfuerzo y más para aprender, para crecer
intelectualmente, para ser capaces de demostrar con razones, más que con títulos o carreras, que el sistema hay que organizarlo de
abajo hacia arriba. Nosotros tenemos que ser
capaces de poner también la cultura al servicio de todos. Nuestra historia dice que allí donde hubiera un militante, había un periódico,
una voz que hablaba de libertad. La FAL puede cumplir bien la función de ser un vocero más de las ideas de transformación y libertad.

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