El Ayuntamiento de Valladolid multa a una militante de CNT por divulgar la huelga feminista del 8 de marzo

Para la policía municipal, los mensajes feministas son ‘ruidos que alteran la convivencia’.

Las grandes manifestaciones de la huelga feminista del último 8 de marzo  han demostrado que las trabajadoras no tenemos miedo y que el feminismo es una realidad tangible. Pero mientras esto se hacía visible a los ojos de toda la sociedad -también los de quienes desprecian y denigran al feminismo, también los de quienes se apuntan para hacerse la foto-, la maquinaria burocrática entraba en funcionamiento para poner cortapisas al trabajo que hay detrás de esa explosión de libertad. Una compañera de CNT ha sido multada por el ayuntamiento de Valladolid por convocar públicamente a esa jornada del 8 de marzo.

Como se ha hecho muchas otras veces con otras convocatorias, CNT utilizó un vehículo con megafonía para dar a conocer el llamamiento del 8-M. La intención de usar este medio como parte de los preparativos de una huelga legalmente convocada ya había sido comunicada en un registro oficial.  Mientras hacía normalmente su labor, el vehículo fue interceptado en el mediodía del domingo 3 de marzo por una patrulla de la policía municipal a la altura de la calle María de Molina; pensábamos que sería una identificación sin trascendencia, hasta que la compañera que iba en el vehículo ha recibido este 5 de abril una notificación de denuncia en la que se le impone una sanción de noventa euros.

Según  los policías denunciantes, se ha producido una infracción de la convivencia por hacer difusión de una convocatoria de huelga respaldada por una manifestación masiva. Para los oídos de los agentes, los lemas por las libertad de la mujer son ‘ruidos que alteran la normal convivencia‘. No hay ningún fundamento para calificar así las emisiones de nuestro modesto equipo: la denuncia afirma sin pruebas que nuestro equipo supera los noventa decibelios,  y en todo caso circulaba por una zona que, conforme al Mapa de Ruido publicado por el Ayuntamiento de Valladolid, es una zona ruidosa que se ubica en un área isófona que abarca desde los 65 a los 75 dB ambiente.

La actuación de los agentes viene amparada por la «Ordenanza Municipal para la Protección del Medio Urbano», el triste reciclaje de las anteriores ordenanzas mordaza del PP que ha llevado a cabo el actual ayuntamiento «de progreso».  Como hemos dicho, no hay ningún hecho que justifique la aplicación del artículo 12.1. de dicha Ordenanza que figura en la denuncia, salvo que la policía se ponga de parte de la propaganda machista y considere al feminismo un ruido contra la convivencia. Queda claro que aunque las ordenanzas antisociales se pinten de verde, siempre son lo mismo: una carta blanca para que los cuerpos policiales actúen arbitrariamente contra la libre expresión de trabajadoras y trabajadores que quieren compartir ideas con su vecindario.

No decimos ‘arbitrariamente’ por casualidad, sino porque tenemos más que visto que el rasero de estas actuaciones es doble y más fino por la derecha.  Mientras que las ideas de derecha, además de tener altavoces en multitud de medios de comunicación, campan libremente por nuestros barrios invitando al enfrentamiento entre vecinos,  los movimientos de base se ven hostigados y criminalizados; algo que pudimos comprobar el mismo 8 de marzo, con las actuaciones policiales contra huelguistas.

Como es bien conocido, esta no es la primera actuación de este tipo durante el mandato del ayuntamiento «del cambio».  Más aún, en estos mismos días hemos podido comprobar actuaciones de acoso similares de la policía municipal hacia vehículos de propaganda de la manifestación por las pensiones dignas. Pero resulta más que significativo que cuando se acerca el final del mandato del actual equipo de gobierno,  la regla general de la actuación de la policía bajo su mando contradiga de continuo los valores que las instituciones municipales dicen defender.  Las palabras sobre el cambio han abundado, los cambios reales no se han producido – más allá de los vuelos de sillas entre grupos municipales.

La compañera denunciada cuenta con todo el apoyo de su sindicato, la CNT, ante una sanción inaceptable que no es más que persecución contra nuestras ideas. La sanción ya ha sido recurrida por la vía administrativa, y bajo ningún motivo nos vamos a dejar intimidar por estas actuaciones arbitrarias, ni vamos a aceptar que los actos de calle se conviertan en una fuente de ingresos para la arcas municipales.  No pararemos hasta dejar la sanción sin efecto. Como tantos otros colectivos y personas, seguiremos alegrando las calles con nuestros actos, y  si nos han de multar a todas van a tener que comprar una remesa extra de bolígrafos de refuerzo para rellenar las denuncias. No nos van a callar, porque tenemos mucho que decir.

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