Viernes 13 de Noviembre. ¿Qué es la FIJA? La necesidad de una organización juvenil anarquista

Después de un merecido parón en cuanto a la realización de actos culturales organizados por el ateneo libertario Gregorio Baticón y este sindicato, volvemos a la carga con varios actos programados para el mes de Noviembre, como siempre, os esperamos en el local de CNT Valladolid (C/ Juan Bravo 10-12).

Viernes 13 de Noviembre a las 20.30h

¿Qué es la FIJA? La necesidad de una organización juvenil anarquista”, a cargo de un miembro de esta organización.

Charla-debate contando con ponentes de la Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas (FIJA). Debate acerca del sentido o no que pueda tener la formación de una organización anarquista específicamente juvenil en lo que a motivaciones ideológicas se refiere.

Análisis también desde un punto de vista práctico de dicha organización como medio de agitación constante en todos los ámbitos de la sociedad que de alguna manera pueda contrarrestar el trabajo de domesticación del sistema.


Acerca de la necesidad de una organización juvenil anarquista

Desde las Juventudes Libertarias de los años 90, no ha existido ninguna organización formal constituida en torno a las ideas libertarias que agrupe a la juventud rebelde de la Península Ibérica. Sin embargo, la juventud sigue sufriendo una serie de problemas que exigen una respuesta. Nosotros, como anarquistas, abordamos esos problemas desde un punto de vista muy cercano a las ideas que nos caracterizan, intentando darles un enfoque coherente y global, y planteando luchas que los combatan de raíz. Creemos que el asunto es muy serio, y no nos valen análisis parciales que pongan parches a los problemas, como los planteados desde las cúpulas políticas y sindicales. Son pan para hoy y hambre para mañana. Las miserias y dificultades por las que la sociedad capitalista-autoritaria nos hace pasar tienen que ser abordadas desde una perspectiva revolucionaria, que cuestione el sistema en su conjunto.

Para algunas personas, ya es hora de que dejemos de callar y tragar con todo lo que nos imponen, pero eso no es suficiente. Hay que medir fuerzas, y tener muy presente que, siendo un movimiento minoritario, debemos establecer unas preferencias a la hora de plantear la lucha. Bajo nuestro punto de vista, nuestra fuerza está en la unión y la organización. No sirven de nada la razón y la coherencia si no se comparten, no sirve de nada la lucidez si está sólo en manos de unos pocos. Hay que tener presente que un movimiento minoritario como el nuestro no puede estar dividido en cientos de organizaciones diferentes, ya que la presión ejercida será siempre menor.

Bajo nuestro punto de vista, algunos motivos hacen que sea imprescindible la organización en torno a determinadas causas. Estos motivos, se convierten en cruciales en el contexto espacio – temporal en el que vivimos, se conforman como los pocos ámbitos en los que nuestra sociedad, individualizada hasta el límite, encuentra aún un sentimiento común, una problemática particular e importante que podría ser el germen de una respuesta. Para nosotros, la característica que nos da ese sentimiento común, entre otras, es el hecho de ser jóvenes, y, por otra parte, la afinidad en torno a unas ideas libertarias nos indica el camino a seguir en cuanto a la forma de buscar el enfrentamiento con las causas de nuestros problemas. Por todo ello, nos hemos embarcado en la Federación Ibérica de Juventudes
Anarquistas (FIJA).

Mucho se habla, sin embargo, acerca de la conveniencia o no de organizarse, ya sea en una federación juvenil, en una específica o incluso en cualquier forma de organización formal. Sirvan estas líneas como nuestra aportación al debate, a la vez que son una carta de presentación del proyecto que traemos entre manos: por qué creemos nosotros que es necesaria una organización anarquista juvenil.

1. Motivos ideológicos

Lo primero y más importante, como no podía ser de otra manera, es la base ideológica que subyace en este proyecto. La fórmula es muy simple, y en este caso, creemos que no va a dar lugar a ninguna discrepancia. Se trata, simple y llanamente, de la organización de personas afines ideológicamente para llevar a cabo un proyecto revolucionario.

La práctica, sin embargo, hace que el análisis se complique un poco. No se trata ya de organizar a los anarquistas, sino a los jóvenes anarquistas; no se parte de una desorganización total, sino que buena parte de la gente que inmediatamente queremos sumar a nuestro proyecto se encuentra organizada ya en otras ramas de la lucha, como pueden ser la lucha obrera o la lucha social en diferentes formas. Por lo tanto, debemos aclarar posturas en torno a estos dos temas principalmente. Una primera parte del análisis debería abordar si aún tiene sentido o no una organización específicamente juvenil, y otra parte debería abordar si tiene sentido o no la organización específicamente ideológica de militantes libertarios en otras ramas.

1.1 ¿Sólo de jóvenes?

Respecto a la primera cuestión, aún creemos algunos que la problemática específica de la juventud merece una organización aparte. Quizás aún no hayamos hecho una reflexión demasiado profunda acerca de todos y cada uno de los motivos que tenemos para sostener esta afirmación, pero si que hemos abordado algunas cuestiones particulares sumamente importantes. Algunos de estos motivos son los siguientes:

 La juventud sufre en exclusiva problemas tan graves como el bombardeo ideológico del sistema a través de los aparatos de dominación educativos, tales como el colegio, instituto, universidad… Esto se debe a que la edad de los individuos es un factor importante que determina el grado de influenciabilidad que estos tienen. Así, es preferible educar en valores autoritarios e individualistas a personas jóvenes, que asimilarán una lógica de pensamiento y actitud para arrastrarla durante toda su vida.

 Enlazado con lo anterior, la juventud es también el principal foco de la industria de la publicidad. El modelo productor-consumidor se inculca a los jóvenes bombardeándonos con campañas publicitarias, fomentando el consumismo que nos haga perseguir una esclavitud asalariada que nos permita mantener el hábito de consumo al que nos han enganchado.

 El acceso al mercado laboral también se convierte en una cuestión específica. No importa tanto si los trabajos a los que se accede, temporales y precarios, son ya una marca de toda la sociedad y no sólo de la juventud (como hasta hace poco pasaba), sino que ese periodo de primeros contactos, en los que la precariedad de nuestras vidas nos forzará a aceptar cualquier cosa a cualquier precio, es también un medio de domesticación. Nos convierten en jóvenes consumistas, con un alto grado de dependencia del sistema económico vigente, a la vez que nos dan un trabajo precario y un acceso a necesidades básicas casi inexistente. De esta manera, entramos en el mercado laboral subyugados por motivos económicos, lo que apagará cualquier conato de rebeldía juvenil que ponga en duda el orden de las cosas. Si tienen trabajadores jóvenes sumisos, tendrán trabajadores maduros esclavizados.

 Cuestiones de otra índole, como por ejemplo el proceso de realización personal, no deben ser subestimados por el anarquismo. La juventud es una etapa tremendamente importante a la hora de definir la persona en la que te querrás convertir en un futuro. Por tanto, al igual que el sistema elige esta etapa para domesticarnos lo máximo posible, nosotros debemos usar la fuerza de la juventud para ir eligiendo un camino propio, fomentando una autoeducación en torno a la crítica y a la libertad. En la misma línea iría el que es en la juventud cuando la labor de autoformación cobra más sentido, por lo que determinados debates y cuestiones ideológicas deberían potenciarse al máximo durante esta etapa, a efectos de convertirnos en personas conscientes, críticas y formadas, que desempeñarán en el futuro una lucha mucho más efectiva…

 Por otra parte, la juventud otorga una energía física y mental poco despreciable. Las responsabilidades impuestas están más diluidas, y el deseo de experimentación es mayor. Realmente, la juventud es una etapa en la que se hace más sencilla la movilización y la lucha, y eso hay que explotarlo.

Existen muchos otros motivos que están abiertos a debate, pero destacaríamos estos como algunos de los que para nosotros ya son suficientes por sí solos.

Por otro lado, desde nuestra organización se considera que la unión de los jóvenes libertarios acaba en el momento que los mismos dejan de sufrir la problemática específica de la juventud. No tiene sentido estar organizado en una federación de jóvenes si tienes cincuenta años y dos hijos en el instituto. Para ello están las federaciones anarquistas específicas como la FAI, la cual goza de nuestro respeto y aprobación.

1.2 ¿Sólo de anarquistas?

El otro debate más popular a la hora de presentar una alternativa como la nuestra gira en torno a la necesidad o no de la existencia de un anarquismo organizado, a mayores de la existencia de otras organizaciones libertarias. Algunos compañeros de otras ramas del movimiento libertario ven innecesaria la creación de una específica, si ya hay organizaciones que de alguna manera cubren sus frentes de lucha. Otros comentan que quizás en el momento actual no es conveniente distraer fuerzas de otras organizaciones quizás más importantes. Bajo nuestro punto de vista, ambas opiniones están equivocadas.

La primera cuestión es evidente. El anarquismo es una filosofía integral, que entiende que el individuo es la base de la sociedad y que otorga una visión del mundo partiendo de ese individuo y de su libertad en el seno de una comunidad.
Sólo el anarquismo entendido como corriente filosófica, forma de vida o como se lo quiera llamar, puede garantizar la libertad de todos los individuos y por consiguiente de la sociedad en su conjunto. Por tanto, esa filosofía de vida debe estar organizada, con la intención de materializarse para ir transformando la sociedad.

La unión entre anarquistas debe ser la más fundamental en la lucha, ya que es ajena a los cambios y evoluciones que se den en la sociedad. Debe darse siempre, incluso en una sociedad anarquista (que de hecho se basaría en ella). Las demás relaciones en torno a la lucha, por muy importantes que sean, no dejan de ser cuestiones prácticas, adaptadas al momento en el que se desempeñan. Simplemente son herramientas revolucionarias, no fines en sí mismas, mientras que la unión entre anarquistas, lo que significaría la unión entre individuos libres, sí se trata en sí misma del fin que perseguimos entre todas las formas de lucha libertarias.

De esta manera queda en parte contestado el segundo argumento. Sí es conveniente la unión entre anarquistas, pese a las condiciones actuales, y pese a todas las condiciones. Ello no quita a que determinadas herramientas de lucha, como puede ser el anarcosindicalismo, cuenten con una importancia tremenda en el orden actual de las cosas, y se consideren casi como imprescindibles. Pero no nos olvidemos de que lo que realmente es imprescindible es el anarquismo, pues es la fuente de la que bebe cualquier aspiración revolucionaria.

Sin embargo, también consideramos que otras luchas anarquistas son necesarias, y creemos que no se debe distraer su atención. Pero hay cuestiones a las que organizaciones más parciales no puede llegar si no quiere desenfocar su ámbito de lucha. Y a esas cuestiones sí puede llegar una organización específica, y de paso servir de complemento a la lucha desempeñada por otras organizaciones. Esta visión nos daría que la labor de difusión de una específica sería complementaria a otras luchas, consiguiendo un frente mayor y más efectivo.

2. Motivos prácticos

La realidad actual de la sociedad en general y de la juventud en particular hace que se haga necesaria una agitación anarquista constante, que de alguna manera contrarreste el trabajo de domesticación del sistema. Ello implica una actitud individual y colectiva que tienda a la coherencia, y para que estas actitudes tengan repercusión, implica una organización de los individuos que las llevan a cabo. La participación del discurso anarquista en todos los problemas y situaciones que nos afectan, sean de la índole que sean, se torna en una manera muy efectiva y muy directa de crear conciencia entre la gente, a la vez que planteando opciones coherentes y respetables, desmitifica la visión negativa del anarquismo que el sistema ha creado.

Esto significa, por ejemplo, que si un barrio tiene un problema porque se quiere instalar un centro comercial, se debe ir a ese barrio a plantear una visión libertaria mediante diferentes vías (pintadas, panfleteos, sabotajes…), para que la oposición al centro no se quede en un hecho puntual y parcial, sino que la gente que sufre ese problema tenga una visión global que pueda hacerle movilizarse en otras cosas a mayor escala.

Es cierto que algunas veces otro tipo de organizaciones libertarias deben tomar parte en este tipo de agitación, como pueda ser el caso de los barrios y el anarcosindicalismo. Pero lo que está claro es que determinadas acciones de agitación deben darse sólo bajo la condición de afinidad, pues es posible que de otra manera perjudiquen más que ayuden a las otras organizaciones. Por otra parte, la organización informal en torno a un problema particular, aunque pueda dar respuesta en un momento dado a ese problema, tiene el gran handicap de constituir una visión parcializada, lo que la conduce inevitablemente a su disolución una vez terminada esa lucha en concreto. Esto, que es defendido por algunos compañeros, deriva, en nuestra opinión, a la consecución de reformas en el mejor de los casos, pero no fomenta una visión integral, y por lo tanto revolucionaria, de las causas de los problemas.

3. Motivos organizativos

Por último habría que resaltar los motivos organizativos que hacen necesaria la creación de grupos juveniles anarquistas. El caso es que los motivos arriba señalados siempre se han considerado como válidos, lo que ha llevado a que generalmente existiesen organizaciones específicas de jóvenes y de “maduros”, o en el caso de no haber una, sí que existía la otra que cubría en parte su frente. Sin embargo, en la actualidad se da una carencia brutal de organización en el anarquismo.

Por ello, la reorganización de los anarquistas se torna imprescindible, y nuestra parte de responsabilidad en ello, dada nuestra condición, es reorganizar una federación juvenil. En ello hemos andado últimamente, pero nos topamos continuamente con una realidad desconsoladora, y es que no hay tejido social alguno que ampare nuestras ideas. Es por ello que las pocas personas que pueden llegar a tener afinidad con nosotros se encuentran ya inmersas en alguna lucha, y por ello es también que queremos convencer a esas personas de la necesidad de organizarse en lo más básico de cualquier lucha: las ideas.

Lo cierto es que hemos llevado a cabo un trabajo bastante decente, pero estamos aún muy lejos de lo que nos gustaría ser ni siquiera para evaluar lo acertado de nuestro proyecto. Es decir, no estamos ni en la base, prácticamente no hemos echado a andar. Por eso creemos que es responsabilidad de todos aquellos compañeros conscientes de que lo expuesto en esta ponencia tiene bastante de acertado, el organizarse para dotar al anarquismo juvenil de una base sobre la que se pueda actuar en torno a la afinidad, lo que irremediablemente derivará en un crecimiento de las ideas y de su influencia en la sociedad.

Grupo Luz de Medianoche, Verano 2009

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