El sábado 11 de octubre compartimos el espacio de la librería-café Akelarre con Jody y Olaia, parte de las promotoras del libro DesertorEX sobre alternativas a la psiquiatrización de nuestros malestares y disidencias. Es un libro, de autoría colectiva, que no viene a reformar la psiquiatría ni a explicar la locura
Viene a desertar.
A desertar del papel de paciente obediente, pero también del de profesional que se coloca por encima.
A dejar de pedir permiso para existir fuera de los marcos que nos oprimen.
El libro nace de una trayectoria muy potente de una Red de personas comprometidas con cambiar la respuesta que se le da a la locura.
Esta red de personas bajo el nombre de la Porvenir nacen como un proyecto de acompañamiento en crisis, con prácticas reales de cuidado sin coerción (medicación e ingresos forzosos, correas…), con implicación en la comunidad.
En ese camino del acompañamiento en crisis La Porvenir estuvo registrado como centro sanitario, pero hacían un poco lo contrario de lo que hace un centro sanitario, y más tarde decidieron renunciar a ser centro sanitario.
Eso no fue un fracaso.
Fue una deserción consciente.
Una forma de coherencia, dejar de participar en las lógicas institucionales que dicen cuidar cuando controlan, y apostar por relaciones verdaderamente horizontales.
Tras eso han hecho por ej fanzines, cursos ciclos formativos, 1,2,3, acción, sobre movimientos sociales, familias, psiquiatría…
Algo que desde el sindicato nos parecía clave de la trayectoria del proyecto son las rentas básicas autónomas. Esto, resumido, es que unas cuantas personas que tienen dinero se lo hacen llegar todos los meses a otra que no lo tiene. Así lo explican en el fanzine que acaban de sacar (http://laporvenir.org/wp-content/uploads/2025/10/Version-para-idiotas-FINAL.pdf) recopilando cómo ha sido todo eso de las rentas básicas. Esto de la redistribución nos parece la gran deserción que llega cuando renuncias a la psiquiatría, también la que levanta más animadversión porque hablamos mucho de socialización de la riqueza — pero no me quites mi trozo.
Ahora el proyecto está en transformación, así que ya no hablamos de «la porvenir», pero que me parece bonito también explicar estas cosas, que las redes de personas, los colectivos o como lo quieras llamar, se transforman, metamorfosean, que lo que decimos no está grabado en piedra y que estamos para movernos y estamos porque nos movemos.
Esas decisiones, esas rupturas, son el corazón de Desertorex: la deserción como práctica, no como eslogan.
Citando el libro, «Todo ocurre después de una crisis, durante una crisis, para salir de esta, asomando otra. No sabemos cuándo empezamos a llamarle desertar, pero es eso.»
Desertar es seguir viva, incluso cuando todo parece roto.
Es dejar de ser trabajadoras sumisas,
dejar de obedecer jerarquías,
dejar de sostener estructuras que nos enferman.
Es empezar a construir otras formas de vivir, de cuidarnos y de resistir —
juntas
Desertar es seguir — pero de otra manera.
De otra manera fue también la charla, que no fue profesoral. Se usaron recursos audiovisuales y de acción subversiva, y después se compartieron experiencias sobre campañas de apoyo y el carteo a personas presas y/o internadas, poniendo énfasis en el potencial de la espontaneidad. Aparte de la presentación del libro, hubo ocasión para la conversación y contactos esperemos que provechosos.