Podemos perder el tiempo votando… ¡o podemos organizarnos!

Votar: dícese de aquel acto de irresponsabilidad que consiste en meter una papeleta en una urna y esperar a ver qué pasa.

Y decimos irresponsabilidad porque supone delegar nuestro poder de decisión, nuestro juicio y nuestra capacidad de organizarnos y convivir. Esta delegación supone la anulación de la autorregulación de la sociedad por sí misma quedando subyugada al poder económico y político de unos pocos. Esta delegación supone que aceptamos lo que ellos decidan.

Algunos argumentos utilizados para convencerte de votar:

MÁS DE LO MISMO O LAS FALSAS ILUSIONES

Es necesario cuidarse de los nuevos grupúsculos políticos que, en el actual contexto de hastío popular, tratan de renovar las esperanzas en el parlamentalismo. Bajo una apariencia rupturista y radical (recuperar los espacios de debate e intervención ciudadana, eso sí, sin decirnos cómo…) nos venden una vez más la misma moto, basada en la delegación política mediante votaciones, y que se evidencia en un programa electoral populista (sólo se significan en las cuestiones actualmente más mediáticas). Esto, cuando no encarnan directamente un fascismo de nuevo cuño. No nos ofrecen soluciones en el mundo laboral, siendo este el ámbito que más tiempo nos ocupa en la vida y el pilar sobre el que se sustenta todo lo demás. Sus programas carecen de cualquier estrategia para salir del binomio capitalismo-estado, quedándose solamente en ofrecer la promesa de un capitalismo con rostro humano bajo la tutela de un gobierno formado, esta vez sí, por personas honradas.

¿Y QUÉ ALTERNATIVAS HAY?

Están muy interesados en que tengamos miedo al cambio, en hacernos creer que vivimos en el mejor de los sistemas posibles, porque si no, «nos comeríamos unos a otros».

La antropología política nos muestra distintos ejemplos reales de múltiples tipos de estructuras sociales que han vivido de forma horizontal durante miles de años.

La historia ofrece múltiples ejemplos de estructuras sociales horizontales creadas por el movimiento obrero, desde el colectivismo, al comunismo libertario o al mutualismo.

A día de hoy también surgen ejemplos de búsqueda de alternativas, desde los grupos de consumo a las cooperativas integrales.

Desde CNT hacemos un llamamiento a tomar el control de nuestras propias vidas y a organizarnos, porque para cambiar las cosas hacen falta personas que hagan, no que deleguen.
En CNT promovemos la abstención activa, pues no se trata sólo de no legitimar sus procesos electorales (desmovilizándonos y acomodándonos, esperando pasivamente que otros hagan nuestro trabajo), sino de participar directamente en la solución de nuestros problemas, agrupándonos en colectivos y organizaciones horizontales y asamblearias, manteniendo la independencia económica y política, sin injerencias, y al servicio de los intereses de la clase trabajadora.

NI QUEREMOS, NI PODEMOS, NI SUMAMOS VOTOS:
NOS ORGANIZAMOS

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