¡Ni un asesinato machista más!

Manifiesto de Marabunta. Asamblea de Autodefensa Feminista para la acción del 4 de mayo.

Cada año se pone el contador de las mujeres asesinadas por violencia patriarcal a cero, olvidando que cada año un centenar de hombres arrebata la vida a un centenar de mujeres por el hecho de serlo, como si nada hubiera pasado. Nos despertamos día sí, día también con noticias de nuevos asesinatos, violaciones y agresiones contra las mujeres y personas de identidades diversas. En lo que va de año, 22 mujeres han sido asesinadas, a pesar de que oficialmente solo se reconocen 16. Ya sabemos que para las instituciones, de manera hipócrita, solo se reconocen a las mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas, pero para nosotras también importan las putas, las presas, las personas de identidades diversas, las mujeres trans…en definitiva, las invisibles.

Es evidente que el patriarcado y su aliado criminal, el capitalismo, se sirven de la VIOLENCIA contra nosotras para perpetuarse y asegurar su continuidad. Porque violencias hay muchas y son diversas. Las violencias pueden ser directas, pero también simbólicas y estructurales.

Porque violencia es que te mate tu pareja o expareja. Violencia es que te agreda, te insulte o te controle. Violencia es que te violen, en manada o en solitario, en la calle o en casa. Violencia es qute acosen cruzando la esquina, que te sigan a casa, que te piropeen, que te toquen sin tu permiso.

Pero violencia también es que se cuestione tu palabra en un juicio, que se te pregunte qué llevabas puesto, si te gustó, si lo buscaste. Violencia es que no te crean, que te llamen exagerada, histérica, loca. Que le den la custodia de tus hijes a tu maltratador. Violencia es no tener acceso al sistema judicial. Que te metan en un CIE (Centros de Internamiento para Extranjeros), una cárcel para personas sin papeles. No poder salir de casa por miedo a que te deporten, huir de la guerra en silla de ruedas y que te quiten la custodia de tus hijes, como en el caso de Fátima. La Ley de Extranjería también es violencia. Y las fronteras son violencia también.

Violencia es tener trabajos precarios, el techo de cristal y el suelo de barro, la doble jornada, la invisibilización de los cuidados, la negación de que son también trabajo, que te impidan organizarte. Violencia es no poder acceder al trabajo por no tener papeles, o porque tu cuerpo no encaja en la norma.

Violencia también es que se te encorsete en unos cánones de belleza, que se te cosifique, que se te llame por tu deadname (el nombre por el que te llamaban antes de la transición). Que ocupen tu espacio, que te ninguneen y obvien tus experiencias.

Que te presionen para ser madre, que te impidan abortar con seguridad, que te aceleren el parto y que te dejen desamparada cuando la criatura nace.

Y violencia es tener miedo: miedo a volver a casa por la noche, miedo a besar a tu compañera por la calle, miedo a enfrentarte a tu agresor, miedo a hablar, a protestar, a pelear.

Contra todas estas violencias y otras, hoy decimos BASTA. Vamos a luchar y a utilizar todas las armas e instrumentos de los que disponemos para que no se sigan violando ni vulnerando nuestros derechos.
No queremos reproducir las dinámicas de las estructuras jerárquicas de dominación con las que nos someten, generadoras de tantas desigualdades, y por lo tanto no creemos que la vía judicial y penal sean las únicas alternativas para las mujeres. Es más, en el caso de las mujeres migradas, o con otro tipo de dificultades o situaciones, el acceso a la justicia puede suponer un problema.

Nos preocupa que se haga tanto hincapié en soluciones de castigo en vez de en propuestas educativas, así como la obsesión punitivista del feminismo institucional. Las violencias machistas y los problemas sociales son problemas colectivos y como tal se han de abarcar. El heteropatriarcado funciona porque parece el estado natural de las cosas. Señalando a ciertos individuos como “seres extraños” o “no-personas” nos exculpamos como sociedad ante cualquier responsabilidad colectiva y esto nubla la necesidad de revisión de cada persona socializada como hombre. Son soluciones fáciles y rápidas ante fenómenos complejos, que despolitizan los hechos y eliminan del discurso el concepto de “opresión estructural”, sin aportar nada a la transformación social en pro del control social.

Contra la violencia machista, autodefensa feminista, sororidad, unión de todas y todes. Contra las violencias machistas, alzaremos nuestras voces, que cada vez son más y más fuertes. Seguiremos luchando pese a los constantes insultos, amenazas y coacciones de personas que tratan, una y otra vez, de desprestigiar el movimiento feminista. Seguiremos luchando por lo que nos corresponde.

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