Los capataces también son Manada: Escuchemos a nuestras compañeras racializadas

Este 21 de diciembre la Asamblea de autodefensa feminista Marabunta y Liza – Mujeres combativas hicieron convocatorias en la plaza Fuente Dorada de Valladolid para expresar el rechazo a las diversas caras del patriarcado que, una vez más, han sido noticia en los medios de comunicación comerciales durante la semana. Noticia que, también una vez más, no es sino la punta de iceberg de toda una trama de poderes y valores negativos a la que personas y colectivos oponemos, cada vez con más fuerza, una red de sororidad y lucha.

La concentración inicialmente convocada dio lugar a una nutrida manifestación que llegó hasta los juzgados de Valladolid en la calle Angustias, donde tuvieron lugar diversas intervenciones. Adjuntamos el manifiesto de Marabunta.

Estamos aquí para denunciar la VIOLENCIA RACISTA, NEOCOLONIAL, PATRIARCAL Y CLASISTA que están sufriendo las temporeras marroquíes que trabajan en los invernaderos de la fresa en Huelva.

Queremos empezar dando voz aquí en esta plaza de Valladolid a ellas, por lo que recogemos algunos de sus valientes testimonios:

“Aquí, se me ha usado y abusado. Han explotado la situación en la que estaba. Él me aisló y me obligó a ir con él. Amenazó con enviarme de vuelta a Marruecos si le rechazaba. Si no le sigo, dijo que me mataría. Estamos en medio de la nada. No hay nadie. Lejos de la casa, en medio de un campo. Me dijo que debería arrodillarme enfrente de él. Me forzó a tener sexo anal con él. No conocía a nadie. Ni siquiera conocía el idioma. Me dijo que no serviría de nada hablar con nadie, que nadie podría ayudarme. Dijo que si se lo contaba a alguien nos mataría a las dos. ¿Para esto he venido desde Marruecos? No puedo dejar de pensar en ello. Preferiría morir antes que volver a Marruecos, ¿qué debo decirle a mi marido?”

“Me maltrató y me pegó en la cara. Yo sólo quería mi pasaporte para volver a Marruecos.”

“Para venir hasta aquí hemos tenido que gastar unos 700 euros entre viajes, pasaportes, visados, certificados médicos. Se me cae la cara antes de volver a mi país. Mis hijos están allí. Estoy endeudada y si vuelvo puedo ir hasta a la cárcel. Nos hemos dejado la piel. Si llego a saber que esto es así no hubiese venido por nada del mundo. Que no vengan más mujeres, por favor, que no vengan.”

“Dicen que España es un país de derechos y justicia, pues nosotras queremos justicia y derechos para las mujeres que vienen a trabajar, que nuestra voz llegue a las autoridades responsables y que se enteren todas mujeres de Marruecos que esto no es un sueño, es una pesadilla”

“Es el infierno en la tierra.”

“Esto es esclavitud.”

En estos invernaderos trabajan 18000 mujeres marroquíes, en las siguientes condiciones: trabajan desde las 6 de la mañana hasta el anochecer, con una pausa de media hora al mediodía, por 30 euros al día; no reciben comida; tienen que pagar por su alojamiento, que consiste en contenedores chabolistas con colchones en el suelo, alojando a grupos de 8 a diez mujeres, sin aseos, sin cocina, con goteras, sin agua potable, con acceso a duchas sólo una vez por semana; muchas trabajan durante meses sin recibir aún su salario.

Las violencias que sufren por parte de sus jefes y supervisores incluyen violaciones, abusos sexuales, humillaciones, abusos de poder, insultos, coacciones, amenazas, palizas, etc.

Ahora, tras las movilizaciones y denuncias del pasado junio, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de La Palma del Condado (Huelva) ha archivado el caso de diez temporeras que denunciaron sus penosas condiciones de trabajo y el acoso y abuso sexual perpetrado por sus jefes, de la mercantil empleadora, Doñana 1998 SL, que pertenece a la asociación empresarial Freshuelva. El juez dijo que “no aparece debidamente justificada la perpetración del delito”, y que todo esto es una maniobra de estas mujeres para conseguir los papeles y quedarse en España.

En este contexto racista y patriarcal de explotación laboral y abuso sexual, gritamos, bien alto, como hemos hecho con todas las mujeres ninguneadas por la Justicia Patriarcal y Racista que nosotres SÍ OS CREEMOS.

Como apunta la activista y abogada andaluza Pastori Filigrana, “si muchas mujeres sufren abusos en sus puestos de trabajo, imaginaos una situación de impunidad como estar en una finca inaccesible, con la libertad deambulatoria limitada, con miedo a perder el trabajo y siendo inmigrante. Son mujeres, son pobres, son inmigrantes. Son triplemente revolucionarias”.

Todo esto se enmarca en una larga tradición de esclavitud y explotación de los recursos materiales y humanos racializados por parte del continente europeo-blanco. Se tratan de mujeres racializadas, obligadas a emigrar a Europa en busca de trabajo para mantener sus familias, porque los recursos de su país de origen han sido tomados por multinacionales extranjeras, mujeres que luego son explotadas y abusadas por empresarios blancos de nacionalidad española. NO ES UN CASO AISLADO, SE LLAMA PATRIARCADO, Y SE LLAMA NEOCOLONIALISMO.

Como señala la periodista flamenca Lucía Muñoz: “Las fronteras políticas de 14 kilómetros que separan al norte de Marruecos y al sur de España sólo se pueden destruir si acabamos con un sistema capitalista, colonial y de explotación. El modelo de consumo y de bienestar que se construye en occidente se sostiene a través del empobrecimiento y el sudor del sur. Echar la vista a un lado es ser cómplice de fincas como Doñana 1998, es ser cómplice del Ministerio de Agricultura y de la Junta de Andalucía”.

Es hora de que las feministas blancas dejemos de movilizarnos menos y tardíamente por los casos de mujeres racializadas y migrantes, como ha quedado demostrado estos últimos días con el caso de Laura Luelmo y las de las temporeras. Debemos hacer autocrítica y ESCUCHAR más que nunca a nuestras compañeras racializadas cuando nos comunican de nuevo que duele nuestro racista desorden de prioridades, que “hasta para ser violada es mejor ser blanca”, que seguimos hablando de “el feminismo” (en lugar de “feminismos”) como si sólo existiera el nuestro europeo, que los capataces de Huelva también son la Manada, que somos blancas y no lo vemos.

Todo esto, junto con el mediático caso del asesinato de Laura Luelmo, el de la Manada o los casi medio centenar en un par de años que han sido denunciados, como el de Canarias, Barcelona, Málaga o Valencia, evidencia que no son casos excepcionales y que con propuestas punitivas no solucionamos nuestros problemas, sino que se trata de intervenir a nivel estructural. Echamos en falta propuestas educativas, en vez de pedir penas de prisión.

No queremos como remedio las mismas dinámicas y soluciones que nos someten. Es más, estos mecanismos no nos son útiles a todas, ya que el acceso a la justicia puede suponer un problema para las mujeres migradas como hemos podido constatar en Huelva. Este tipo de agresiones limitan nuestra libertad, pero además esta inseguridad colectiva está siendo utilizada para aumentar el control social.

Ante el esclavismo laboral y el abuso sexual que sufren desde hace años las temporeras racializadas en Huelva, gritamos en solidaridad:

¡ABAJO EL CAPITAL, ABAJO EL RACISMO, ABAJO EL PATRIARCADO, Y QUE VIVA LA LUCHA DE LAS MARROQUÍES!
¡PATRIARCADO Y CAPITAL, ALIANZA COLONIAL!

#JusticiaRacista #JusticiaPatriarcal #TemporerasdelaFresa #KhtiAnaM3ak

Manifiesto en .pdf:

Escuchar a las temporeras

 

Una crónica completa de la manifestación se puede encontrar en últimoCero, de donde se han tomado algunas de las imágenes: http://ultimocero.com/noticias/movimientos-sociales/2018/12/21/nosotras-laura-las-temporeras-las-vendran-las-no-pueden-hablar/

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